A veces la energía juega por nosotros, cuando seguimos deseos ajenos o simplemente nos dormimos repitiendo las mismas rutinas. Pero el teatro está en marcha: estómago, corazón y cerebro ya están en juego. Cada persona encarna distintas formas de ser y de usar su energía vital. A veces actuamos sin notarlo: jugamos a ser fuertes para no caer, amables para evitar el choque, sabios para no perdernos. Podemos ser viscerales, sentimentales o cerebrales según la situación lo requiera.